Se conoce como Nueva Era (o New Age) al conjunto de prácticas, terapias, filosofías, disciplinas o “pseudoreligiones” tan de moda en nuestros días como el yoga, la meditación, el reiki, la aromaterapia, la wicca, y en general todos los temas esotéricos y gnósticos. Un sincretismo no organizado de culturas y tendencias que forma en sí una “religión”. Aunque para nada se puede considerar como un concepto dogmático (en la Nueva Era ni siquiera existen Maestros, solamente “Guías”). Cada cual encuentra su propio camino.
De acuerdo con los astrólogos, vivimos en la Era de Piscis, que ha sido dominada por la cristiandad, pero la era de Picis llega a su fin y da paso a la Nueva Era o Era de Acuario, a principios del Tercer Milenio. Si en la Era de Piscis el conocimiento estaba reservado sólo a unos pocos elegidos, la Era de Acuario, en cambio, se caracteriza porque todo lo que estaba oculto sale a la luz, lo esotérico se convierte en exotérico y lo que antes era casi secreto ahora llega al alcance del gran público. La fama de la Era de Acuario viene precedida por la influencia de la Teosofía, Espiritualismo, la Antroposofía y sus antecedentes esotéricos.
Algunas de las tradiciones que fluyen en la Nueva Era son: las antiguas prácticas ocultas de los egipcios, la cábala, el gnósticismo de los primeros cristianos, el sufismo, la tradición de los druidas, el cristianismo celta, la alquimia medieval, el hermetismo del renacimiento, el budismo zen, el yoga, el chamanismo, la antigua magia medieval y así hasta un largo etcétera.
Cuando examinamos todas las tradiciones de la nueva Era, nos damos cuenta de que poco de lo que expone es nuevo. El nombre parece haberse dado a conocer a través de los Rosacruces y la Francmasonería, en la época de la revolución francesa, pero la realidad que denota es una variante contemporánea del esoterismo de Occidente. Éste se remonta a los grupos gnósticos que proliferaban en los primeros siglos del cristianismo y más aún a los albores de la civilización europea, la civilización minoica. Si la Nueva Era ha encontrado una aceptación notable se debe a la preparación filosófica por parte del relativismo y el postmodernismo y también a la decadencia de las religiones tradicionales.
La novedad de la Nueva Era es que conforma un “sincretismo de elementos esotéricos y seculares”. Éstos se mezclan en una percepción muy amplia de que ha llegado el tiempo de cambios fundamentales.
El rechazo a la modernidad subraya este deseo de cambio (cambio de paradigma) que no es nuevo, pero que podría ser descrito como “ un moderno reavivamiento de las religiones paganas con una mezcla de influencias de ambas tradiciones: la Occidental y la Oriental, mezcladas con la psicología moderna, la filosofía, la ciencia y la contracultura que se desarrolló en los años 50 y 60”.
En estos contextos el término “cambio de paradigma” se usa a menudo. Esta noción se hizo popular por Thomas Kuhn, un historiador americano de las ciencias, quien vio un paradigma como “la constelación entera de creencias, valores, técnicas y demás compartidos por los miembros de una comunidad dada.” Cuando los paradigmas cambian, es una cuestión de transformación total de perspectiva más que un desarrollo gradual. Es una revolución real, y Khun enfatizó que los paradigmas en competencia son inconmensurables y no pueden co-existir.
Lo que realmente está tomando lugar es una nueva visión del mundo, que pone en cuestionamiento, no sólo el contenido sino también la interpretación fundamental de la antigua visión. Quizás el más claro ejemplo de esto, en términos de la Nueva Era con el Cristianismo es la total reinterpretación de la vida y significado de Jesucristo acorde con visiones más antiguas, remontadas a la cristiandad primitiva gnóstica y apócrifa. La Nueva Era es uno de los signos del “retorno a la religión” desplazado por la ilustración y el modernismo, aunque sea un retorno a las religiones antiguas precristianas.
Los primeros símbolos de este “movimiento” que penetraron en la cultura Occidental se representaron en el célebre festival de Woodstock en el estado de Nueva York en 1969 y las tendencias musicales, que pusieron en boga los principales temas de la Nueva Era en la emblemática canción “Aquarius”. Pero estos sólo eran la punta de un iceberg cuyas dimensiones se han hecho mucho más claras en estos tiempos.
La Búsqueda del Equilibrio
Las tendencias Nueva Era suelen coincidir en que somos cuerpo, mentre y espíritu, y buscan el equilibrio y la armonía entre esos tres conceptos, desarrollando el potencial humano nos ponemos en contacto con nuestra divinidad interior y con esas partes de nosotros que han sido fragmentadas, alienadas y suprimidas.
Para llegar al autoconocimiento algunas prácticas de la Nuera Era vienen a ser el vehículo que nos pone en contacto con nuestra divinidad interior, esto se nos revela sobre todo en los estados alterados de conciencia (EAC), que son inducidos por diferentes técnicas de expansión mental, particularmente en el contexto de la “Psicología Transpersonal”. El Chamán es a menudo el especialista en estados alterados de conciencia, alguien que tiene la capacidad de mediar entre los reinos transpersonales de los espíritus y dioses y el mundo de los humanos.
La Nueva Era cubre un amplio radio de prácticas como acupuntura, biofeedback, quiropráctica, kinesiología, homeopatía, iridología, masaje (orgonomía, Feldenkrais, reflexología, Rolfin, masaje de polaridad, toque terapéutico etc.), meditación y visualización, terapias nutricionales, sanación psíquica, medicina natural, plantas, sanación por los cristales, metales, música o colores, terapias de reencarnación y finalmente, programas de doce pasos y grupos de autoayuda.
A nivel de medicinas alternativas, la oferta de Nueva Era no sustituye a la medicina tradicional, pero sí la complementa, por eso tiene tantos seguidores: las energías de sanación yacen dentro de nosotros mismos, algo que alcanzamos cuando estamos en relación con nuestra energía interior o cósmica.
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