jueves, 20 de diciembre de 2007
El Siglo: Empresa intenta dividir al Sindicato
Cuando la huelga legal de los trabajadores del Semanario El Siglo cumple 80 días (20/12/2007), representantes de la empresa Editorial Siglo XXI iniciaron una ofensiva con la intención de romper el movimiento y a la organización sindical.
Asumiendo la estrategia de dividir para reinar, el gerente subrogante (René Amigo) y el director (Francisco Herreros) le ofrecieron al fotógrafo Jorge Zúñiga la posibilidad de reintegrarse al trabajo sin represalias, cancelándole los tres meses de sueldo impago, bajo el pretexto de que este conflicto no tiene salida pronta pues tendría un trasfondo político, al cual los dirigentes Julio Oliva y Raúl Blanchet les habrían arrastrado como forma de “hacerle un gallito a la dirección del PC”.
La iniciativa comprendería el llamar uno por uno a quienes ellos consideran “engañados” para hacerles claridad y ofrecerles el mismo trato, es decir el reintegro sin represalias en las mismas condiciones en que se encontraban antes del inicio del conflicto. Esto, obviamente, dejando fuera de la lista a Raúl Blanchet, Julio Oliva y Jorge Texier, a quien ya se intentó separar del sindicato ofreciéndole otro tipo de salida.
Sin embargo, el sindicato y los trabajadores en conflicto continúan unidos en torno al conflicto, señalando que este se resuelve como un todo y recordando la propuesta rechazada por la empresa de cerrar los juicios laborales, las fiscalizaciones y procesos de
Al cumplir 80 días en huelga, los periodistas y trabajadores de El Siglo ya han publicado dos números del boletín sindical “El Siglo en Huelga”, que ha contado con una muy buena recepción en los ámbitos sindicales, de derechos humanos y sociales, como también en el entorno político de la izquierda. Desde el lunes 17 de diciembre, además, se encuentran desarrollando sus labores en una sede sindical, entregada por
Este sábado 22, en Lord Cochrane 165, sede del Sindicato BHIF, los trabajadores en huelga harán una fiesta (
jueves, 6 de diciembre de 2007
Trabajadores entran en el tercer mes de paralización
El Siglo: Huelga comienza nueva etapa
Al comenzar el tercer mes de huelga legal, los trabajadores del semanario El Siglo emprendemos una nueva etapa en la lucha por reivindicar nuestro derecho a contar con un contrato de acuerdo a las mínimas conquistas logradas por el movimiento sindical del país. Un contrato que asegure un salario reajustado de acuerdo al IPC de los últimos seis años -período durante el que se nos ha mantenido un mismo sueldo-, contrato que asegure la existencia de condiciones materiales básicas para el desarrollo de nuestras labores y las mínimas medidas previsionales dispuestas por la ley.
En caso que la empresa persista en no dar cumplimiento a estas exigencias legales, esperamos que se nos desvincule y cancele a lo menos un mes por año de servicio, también según dispone la ley.
Insistimos en que los argumentos respecto a los malos resultados económicos de la empresa no son de nuestra responsabilidad. Nosotros no administramos y jamás intervenimos en los infructuosos intentos de gestión sostenidos durante 17 años por los responsables de su dirección. No tenemos por qué ser tributarios de la incapacidad e incompetencia de quienes debieron responder hace tiempo por los malos resultados.
El periódico se siguió imprimiendo con rompehuelgas. Ahora la empresa ya puede contratar legalmente al personal que nos reemplace.
Por nuestra parte, la ley nos faculta para solicitar la clausura de la empresa, pero no recurriremos a este derecho, no emplearemos esta medida, que aún cuando nos parece legítima, nos resulta demasiado fuerte y no significaría nada ante la irracionalidad de un directorio que ha hecho históricamente la vista gorda con toda clase de deformaciones y vicios administrativos, sin importar el éxito o fracaso del proyecto El Siglo, comportamiento que mantiene hoy. En cambio sería un golpe para quienes albergan la esperanza de que podamos superar este conflicto mediante el uso de la razón.
Por lo mismo, desde ahora nuestro piquete se dedicará a salidas de distribución de este boletín –que será entregado a cambio de una adhesión voluntaria de $ 500-, para ayudar a resistir el período complejo que se nos viene, con fiestas de fin de año incluidas, en el cual seguramente cumpliremos tres meses sin recibir nuestro sueldo producto de la tozudez de los dueños de Editorial Siglo XXI que se han negado rotundamente a concordar una salida a este conflicto laboral.
Julio Oliva García, Presidente.
Raúl Blanchet Muñoz, Secretario.
Ana Muga Sáez, Comisión Negociadora.
Jorge Texier Avellaira
Magdalena Muñoz Gutiérrez
Eliana Gómez Sáez
Jorge Zúñiga San Martín
Sindicato de Trabajadores de Editorial Siglo XXI
(Semanario El Siglo – RSU 13.01.3098)
6 de diciembre de 2007
jueves, 29 de noviembre de 2007
El Siglo: Huelga se acerca a los dos meses
Empezamos nuestra novena semana de huelga siempre convencidos de la justeza de nuestras demandas.
Pedimos que se nos haga un contrato colectivo, pues hasta ahora sólo dos trabajadoras cuentan con contrato indefinido, según lo establecido por la ley. Demandamos que se reajuste nuestros sueldos que permanecen invariables desde 2001, en un 30 %. Condiciones físicas de trabajo adecuadas. Un bono compensatorio por años trabajados sin pago de imposiciones.
Pedimos que, si no se nos responde satisfactoriamente nuestra propuesta de contrato colectivo, pactemos nuestra desvinculación de la empresa y se nos cancele un mes por cada año trabajado.
Lo hicimos convencidos de que era posible encontrar una salida al conflicto.
Presentamos responsablemente una petición de $ 20.000.000 (veinte millones de pesos), pagaderos en dos cuotas, para repartir entre ocho personas de acuerdo a los años de servicio, incluidos dos de los trabajadores despedidos que mantienen juicios en contra de la empresa. Se nos ofreció $ 11.000.000. En una segunda ronda bajamos a $ 18.000.000 y ofrecimos se nos pagara en tres cuotas. Se nos ofreció $ 13.000.000. Finalmente bajamos a $ 17.500.000, pagaderos en cuatro cuotas, pero la empresa mantuvo los $
(Semanario El Siglo. RSU 13.01.3098)
Julio Oliva García, Presidente.
Raúl Blanchet Muñoz, Secretario.
Ana Muga Sáez, Comisión Negociadora.
Jorge Texier Avellaira
Magdalena Muñoz Gutiérrez
Eliana Gómez Sáez
Jorge Zúñiga San Martín
viernes, 23 de noviembre de 2007
Saludo solidario de Patricio Cuadra
Solidaridad con huelga de compañeros trabajadores de El Siglo
Estimado compañero:
Reciba usted un caluroso y cordial abrazo, el que tiene por objeto solidarizar con ustedes en la lucha sindical que mantienen, en busca de la razón de la sinrazón en que se ha convertido la administración empresarial de un medio que, se supone, es de los trabajadores, por los trabajadores y para los trabajadores.
Demás está decirle que mi perro Horacio lanza sus más fieras dentelladas contra aquellos que fueron capaces de convertir un colectivo periodístico, es decir, ese gran cañón de largo alcance al servicio de las grandes mayorías, en una olla de grillos mucho más cercana a las reglas del modelo neoliberal-concertraicionista, que a los verdaderos intereses de quien dice representar.
Aprovecho la oportunidad para solicitar a usted visite y difunda la página http://perrohoracio.blogspot donde mi perro, cada quince días, opina sobre algún acontecimiento de la actualidad.
Fraternalmente lo saluda y también al compañero Blanchet y a la compañera Ana Muga,
Patricio Cuadra V.
Fracasa intento de diálogo y la huelga continúa en El Siglo
Al cumplirse un mes del conflicto, el sindicato de trabajadores de El Siglo intentó romper el hielo en que se encontraban las relaciones con la empresa dueña del periódico entregando una propuesta de salida, la que en síntesis planteaba la salida de todos los trabajadores a cambio de una modesta indemnización -20 millones de pesos a repartir entre ocho personas- y con ello poner fin a todas las causas depositadas en tribunales laborales y las denuncias realizadas ante
Sin embargo, tras largos días de espera donde solamente los trabajadores respetaron una tregua tácita pues desde El Siglo se continuó atacándoles, la respuesta de los dueños del periódico fue nefasta: 11 millones de pesos, un poco más de la mitad de lo solicitado. Continuando las gestiones, los trabajadores estuvieron dispuestos incluso a una rebaja cercana al 15% en su petición, pero la empresa respondió con dos millones más e intentó dividir a los trabajadores señalando cantidades personalizadas, en las cuales los más afectados eran los dirigentes del sindicato, el presidente Julio Oliva y el secretario Raúl Blanchet, a quienes se les pretendía reconocer solo cuatro de su ya largos años de trabajo en el periódico. Otro de los más afectados era el editor internacional, Jorge Texier, a quien se le otorga el trato de "colaborador externo" pese a que su pauta y sus horarios dependen de la dirección del medio y elabora tres o cuatro páginas semanalmente.
La última respuesta de la empresa, entregada a pocos días del término de
Declaración pública: 52 días de huelga
Hoy, jueves 22 de noviembre, cumplimos 52 días de huelga, manteniendo desde hace semanas, la poco honrosa categoría (para nuestros empleadores) de ser la huelga más larga en el país.
52 días en que hemos recibido la solidaridad de un sinnúmero de personas y organizaciones, tanto sociales, sindicales como políticas, muchas de ellas con diferencias ideológicas, pero unidas en el criterio irrestricto de la defensa de los derechos de los trabajadores, sin excepciones, y de lo impresentable que resulta para quienes nos identificamos con la historia del movimiento sindical chileno, el que no se nos reconozca nuestro derecho a sindicalizarnos ni a negociar colectivamente.
Han sido días de resistencia, en el que hemos recibido el mismo trato que en cualquier empresa: no hay reconocimiento a nuestro sindicato ni a la negociación colectiva que presentamos; nuestros dirigentes han sido víctimas de despido (aunque reintegrados por orden de
Se nos ha acusado de querer hacerle daño al partido. Una y otra vez hemos repetido que los que le hacen daño no somos nosotros. De hecho, le planteamos al directorio una salida a este conflicto, pero la empresa respondió con una contrapropuesta insultante.
Es por ello que cumplimos estos casi dos meses de huelga con la decisión, aún más inamovible, de no cejar en la defensa de nuestros derechos. La empresa, como cualquier otra, está apostado a nuestro agotamiento y a que nuestros bajos sueldos (con los cuales vivíamos al día, como la mayoría de los trabajadores), no nos permitirían resistir mucho tiempo, pero hasta el momento, la solidaridad de clase ha estado de nuestro lado y sabemos que seguiremos contando con ella, porque estamos concientes que nuestra pelea es justa y desenmascara los dobleces.
Exigimos que quienes hablan de los derechos de los trabajadores, actúen en consecuencia.
Exigimos que exista coherencia entre el discurso y la práctica.
Por el Sindicato de Trabajadores de Editorial Siglo XXI R.S.U. 13.01.3098 (Semanario El Siglo)
Julio Oliva García, Presidente.
Raúl Blanchet Muñoz, Secretario.
Ana Muga Sáez, Comisión Negociadora.
Jorge Texier Avellaira
Magdalena Muñoz Gutiérrez
Eliana Gómez Sáez
Jorge Zúñiga San Martín
Contactos:
Julio Oliva G. (Presidente)
09 5893617
Ana Muga Sáez
Periodista
9.0859133
jueves, 15 de noviembre de 2007
Siete semanas en huelga legal
13 de noviembre de 2007
Cumplido el día 43 de nuestra huelga legal, seguimos recibiendo el saludo solidario de muchos compañeros. Una de estas palabras de apoyo tomó la forma de un pedazo de historia de nuestro semanario en los años de dictadura.
Reenviamos este texto por las lecciones que ofrece y agradecemos profundamente al compañero que nos lo envió. Con la historia de este amigo, queremos agradecer a todos aquellos que siguen dándonos voces de aliento en esta pelea que sabemos absolutamente justa y necesaria.
"La pequeña imprenta del
Clandestinamente se hacía El Siglo, pero era una imprenta en toda la línea, con patente, facturas, tarjetas de visitas y una vendedora a la que todos queríamos comernos. La había fundado el Mono G, M. P. y J. C. muchos años antes. Cada una de las veces que quebró, no faltó la mano amiga que la rescató de deudas y acreedores e hizo nuevamente el milagro de mover unas máquinas veteranas. Entre papelería de todo tipo, se imprimió, durante largos años, todo cuanto estaba prohibido. Ahí se hicieron los primeros panfletos de lo que sería conocido pronto como FPMR, para la propaganda armada en el tren al sur, a la altura de
Había otra garantía: hacer las planchas offset nos permitía la herejía de corregir en los originales aquello que no nos gustaba o respecto de lo cual no compartíamos políticamente. Sólo por llevar la contra, a veces cambiábamos el eterno mono que llevaba el interior, un bosque de banderas que marchaba en una dirección, poniéndolos en dirección opuesta. La impresión y encuadernación del diario, era relativamente simple: bastaba encerrarse un par de días. A menos, claro está, que fallara el maestro, el ayudante, el encuadernador, el jefe de taller o todos juntos. Esta última posibilidad fue las mas frecuente. Los días viernes, días de pago, la cosa no podía terminar ahí y probablemente nos fuéramos los Puchos Lacios para rematar en el topless El Infierno, a sugerencia de un infaltable de muchos viernes: M. P. Una vez después de tomarnos un jarro doblero de bajativo, caímos nuevamente a El Infierno. No más llegar, en un dos por tres trepé el escenario y en otro dos por tres estaba en medio de la calle Diez De Julio, aventado por los guardias que no quisieron creer que la bailarina en topless era una prima que no veía hace mucho. Desperté en Puente Alto, sin saber dónde estaba, sin rastros del suple y con sed. En esas oportunidades nos atrasábamos con el diario, pero daba lo mismo porque el equipo de distribución era mucho más lento que la imprenta. Alguna vez también distribuimos el Siglo, lo que era, a todas luces, una irresponsabilidad que violaba el mínimo abc de la conspiración.
Guatón, con su hija nuevecita en los brazos de su mujer en la función de copiloto, manejaba su furgón Suzuki por Departamental, estado de sitio en curso, cuando un grupo de pacos listo para el asalto final, le hace señas de detenerse. En la parte delantera X con su guagua en brazos, en la trasera cajas plataneras llenas de El Siglo. El milagro de la tierna maternidad aligeró el ceño fruncido de las fuerzas del orden y se pudo entregar el diario en la panadería que hacía de buzón. No recuerdo si era la compañera dueña de casa o su hija, la que nos alborotaba bastante por su físico voluptuoso y su cara bonita. La vez que más susto pasamos fue cuando repartíamos el diario en una Citroneta. Por las mañas propias de este vehículo quedamos en panne sin poder arrancar hasta que se acercó, silencioso, un furgón de pacos, con chalecos antibalas reglamentarios y uzis con bala pasada. Le explicamos que llevábamos artículos de greda y que el sudor de la frente y de todo lo demás, era por el esfuerzo para hacer arrancar la citro, que no era primera vez y que alguna vez la quemaríamos por inservible. El sargento, rubicundo y con cara de tener sed, hizo bajar al contingente y sin dejar sus uzis ni los chalecos nos empujaron hasta que el motor de la citro se le ocurrió partir. Pasamos el nerviosismo en el Chancho Viñatero con dos jarros de borgoña en frutilla y unos churrascos. Nadie que no conociera el staff de la imprenta Llareta podía saber que hacíamos impresos clandestinos. Y nadie que nos conociera podía comprenderlo. Más parecía una escuadra de poetas errantes, bohemios y alcohólicos que un equipo de trabajadores clandestinos con toda la disciplina que ese empeño requiere. Guatón había heredado la imprenta del L. G. También heredó a S.S., a R. T., al Súper Efe, y a Tomasito, alguna vez a Juanito Matamala, como part time, y por un tiempo, a mí mismo, después de haber trabajado parte de la dictadura en imprentas varias que hacían más o menos lo mismo, dejado la universidad y meterme en cuanto lío rondaba cerca. Era un equipo desordenado que más gustaba de tomar vino y declamar poesías que de reuniones políticas. Por entonces, como ya dijimos, era frecuente que los viernes termináramos gastando el miserable suple en alguna de las chicherías que teníamos mapeadas en toda la ciudad.
Sería la semana anterior al dos y tres de julio de 1985, del que ya casi nadie habla, cuando en reunión de secretariado dicté el plan de Mensaje para esos días de protesta nacional al encargado de ese frente. Salimos de Los Cacharros, cerca de Labranza en Temuco, con la tareas algo claras para enfrentar los días que suponíamos decisivos. No hubo tal. La gente estaba en las calles y los milicos y los pacos también. Cuando la represión se retiró, sólo quedó la más grande protesta popular que habíamos visto hasta la fecha, lo que era mucho. Al otro día, el encargado de Mensaje me la suelta. El plan se le había quedado en un cuaderno en un colectivo temuquense. En el cuaderno iba además de su nombre verdadero, su dirección. Lo sacaron en calzoncillos de su cama dos días después y estuvo tres meses preso. Debí salir de la zona, contra la opinión del Jefe. Volví por mis cosas, un colchón y un televisor en blanco y negro, después de una semana. Al llegar a Santiago, llamé al Guatón para que me acompañara al terminal y retirar mi colchón y mi tele. Ven al taller y vamos, me dijo.
En Ahumada compré una Novela de Maigret. Al llegar al taller, leyendo a Simenón, entré inadvertidamente. Adentro había el entusiasmo, el humor negro y la garrafa de tinto de siempre. Vamos enseguida, me dijo el Guatón, pongo a imprimir estos panfletos y estamos. A esas alturas del estado de sitio por el intento de tiranicidio, se sabía que Llareta era la única imprenta que se atrevía a operar. El día anterior había llegado un médico siquiatra amigo para exigir, en sus palabras, que le imprimieran de inmediato El Asombro, el mejor pasquín que se vio en toda la dictadura, que no tuvo más de cuatro números, lamentablemente. Era una edición especial referida al atentado al dictador. Los familiares golpes en la puerta no hicieron sospechar nada. Sólo cuando vimos entrar la tromba de sujetos armados gritando como si estuvieran asaltando el Morro de Arica, nos hizo caer en cuenta que había llegado
Ahí dejó de funcionar por mucho tiempo la heroica imprenta Llareta. No fue el único taller que hizo El Siglo, pero fue. Por eso es tan curioso ver hoy a El Siglo en huelga. Me pregunto qué será de ese equipo que por tantos años hizo el ejercicio del miedo y del valor cada quincena, cada semana y todos los días. Y me respondo que de estar, estarían con ustedes. Es que la vocación de meterse en líos de aquellos camaradas, no se detenía en ningún tipo de cálculo, temores, ni reverencias." (Escrito por Ricardo Candia)
Sindicato de Trabajadores
Sociedad Editora, Impresora y Distribuidora de Publicaciones
Siglo XXI Ltda. (Semanario El Siglo)
R.S.U. 13.01.3098
sábado, 27 de octubre de 2007
Cantautor Francisco Villa Apoya a sindicato de El Siglo
Sindicato de Trabajadores de
Sociedad Editora, Impresora y Distribuidora
de Publicaciones Siglo XXI Ltda. (El Siglo)
Fundado el 9 de marzo de 2007
R.S.U. 13.01.3098
http://elsiglosindicato
El Sindicato de Trabajadores de
En estos momentos estamos a la espera de una pronta solución, mientras seguimos recibiendo apoyo y solidaridad de numerosos artistas, dirigentes sociales y sindicales, militantes de diversos partidos y movimientos de izquierda, como también de nuestros vecinos de años que han llegado con bebidas, naranjas, frutillas y otros aportes que ayudan a nuestra permanencia en las afueras de Diagonal Paraguay 458, que fuera nuestra oficina por mucho tiempo aunque hoy la empresa ha dado como nueva dirección comercial la de Carmen 340.
Entre las visitas se han contado la de los dirigentes del Partido Comunista Acción Proletaria, con Eduardo Artés a la cabeza, los dirigentes del Partido Humanista Fernando Ortiz y Efren Osorio, Alejandro Toro a nombre de Generación ’80, Guillermo Garrido de
En espera de una pronta solución, les invitamos a compartir con nosotros el martes 30 de octubre, desde las 17:00 horas, la música y la solidaridad del cantautor nacional Francisco Villa, quien nos acompañará en esta ocasión.
Julio Oliva G., Presidente.
Raúl Blanchet M., Secretario.
Ana Muga S., Comisión Negociadora.
Jorge Texier A., Magdalena Muñoz G., Eliana Gómez S., Jorge Zúñiga SM.
Sindicato de Trabajadores de
26 de Octubre de 2007
jueves, 4 de octubre de 2007
La empresa se negó a ser fiscalizada por la Dirección del Trabajo
Fiscalizadora fue impedida de realizar su labor y amedrentada por intento de verificar el empleo de rompehuelgas
El miércoles 3 de octubre, ante el inicio el día anterior de la huelga de los trabajadores del semanario El Siglo,
La fiscalizadora, Sra. Nayadeth Zúñiga, acudió acompañada de los dirigentes sindicales Julio Oliva y Raúl Blanchet hasta Vicuña Mackenna 31, lugar donde se realizaba el trabajo de los rompehuelgas luego de que abandonarán las oficinas de Diagonal Paraguy y cambiaran la dirección comercial a Carmen 340, sitio utilizado solamente para "relegar" a los integrantes del Sindicato. Al llegar al lugar se encontraron en la puerta con la subdirectora del semanario Dolores Cautivo y su novio, Claudio Valenzuela, quienes ingresaban para cumplir con su labor de redacción y edición. Ninguno de ellos tiene contrato a través de
La fiscalizadora y los dirigentes fueron recibidos, en una oficina de la entrada, por los dirigentes comunistas Oscar Azócar -encargado de organización-, Soledad Concha -encargada de finanzas-, y Juan Gajardo -Encargado de Cuadros-, quienes negaron el ingreso de la funcionaria pública al primer piso del inmueble, alegando que allí no funcionaba ninguna empresa, y le hablaron de manera autoritaria y hasta amenazadora. Luego de diversos planteamientos, entre los que figuraban una supuesta campaña anticomunista tramada por los trabajadores de El Siglo y
De esta forma, nuevamente marcan hitos en la historia de la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores, pues en muy extrañas ocasiones se le prohibe el ingreso a un fiscalizador y, como lo hicieron anteriormente frente a la petición de los trabajadores de los Buenos Oficios de
Con esto, siguen profundizando sus faltas a la legalidad vigente, que en derechos laborales sabemos escásamente favorable a los trabajadores, y acumulando millones de pesos en multas por la obsecada posición de no abrir diálogo con el sindicato.
Si El Siglo está en los kioskos el viernes 5 de octubre, y como no se trabajó en Diagonal Paraguay 458 ni Carmen 340, quedará en evidencia que el impedimento de ingresar a Vicuña Mackenna 31 estaba vinculado a la realidad de que allí se estaba efectivamente rompiendo la huelga legal de sus trabajadores.
Trabajadores de El Siglo iniciaron huelga legal
Declaración Pública
El sindicato de trabajadores de El Siglo, ha iniciado a contar de las 0 horas de hoy su huelga legal, aprobada el pasado 24 de septiembre, ante la persistente negativa de la empresa a negociar una salida al conflicto y las reiteradas prácticas antisindicales de que somos objeto.
La empresa se ha negado a buscar una salida y desconoce la legalidad de nuestra organización, al presidente de ésta y al 70% de nosotros como trabajadores dependientes de ella, a pesar de que llevamos en promedio 11 años en el periódico, aspectos todos que la Inspección del Trabajo ha sancionado a nuestro favor en sucesivas resoluciones.
Presentamos un proyecto de negociación colectiva, luego de que fueran despedidos tres de nuestros socios y ante la certeza de que la empresa se aprestaba a exonerar a todos los socios del sindicato, con el objeto de lograr un acuerdo sobre el pago de nuestras indemnizaciones.
Las demandas de nuestro petitorio obedecen a una realidad que nos afecta como trabajadores, en la que destaca el que nuestros sueldos se encuentren congelados desde el 2001, en circunstancias de que el IPC acumulado en estos seis años bordea el 30%.
Sin embargo, la empresa se ha negado a todo espacio de diálogo, incluido el que no se presentara a la citación de la Dirección del Trabajo, en la que el organismo ofrecía sus buenos oficios para mediar en busca de un acuerdo y así evitar la huelga, convirtiéndose en la primera vez en la historia de la Dirección del Trabajo que una empresa no concurre a esta citación obligatoria por ley.
Ante tal soberbia no nos quedó otro camino que recurrir a la huelga. Nos parece inaudito que los propietarios de
Hacemos público que, la edición de esta semana de El Siglo, está siendo preparada por periodistas externos al periódico, dos de ellos pertenecientes al Departamento de Prensa del Partido Comunista, colegas a los que pedimos no cumplan el penoso rol de rompehuelgas al reemplazar nuestras labores una vez iniciada la huelga legal.
A partir de hoy, la paralización tiene carácter indefinido, hasta lograr un acuerdo adecuado con la empresa.
Hacemos un llamado a los dueños de la empresa a ser consecuentes y a concordar con nosotros una salida a este conflicto. Encontrarán en nosotros la disposición de siempre a dialogar y buscar acuerdo.
A nuestros lectores y amigos, solicitamos solidaridad activa para con nuestro movimiento.
Sindicato de Trabajadores Editorial Siglo XXI (Semanario El Siglo)
2 de octubre de 2007
martes, 25 de septiembre de 2007
Nuevo Comunicado Sindicato Trabajadores El Siglo
A los dueños de la empresa les pedimos consecuencia
Los trabajadores del Semanario El Siglo, organizados en este sindicato, anunciamos muy a nuestro pesar que, el lunes 24 de septiembre, votamos la huelga legal ante la persistente negativa de la empresa a conversar con nosotros. Los trabajadores de El Siglo, la mayoría de larga data en este medio de comunicación, lamentamos que este proceso de negociación colectiva, al que fuimos impulsados por la arrogancia de los dueños de la empresa Editorial Siglo XXI, haya llegado a este punto de inflexión. Varios hemos compartido como compañeros leales en riesgosos episodios de lucha contra la dictadura, con los mismos que hoy, en su calidad de patrones, nos niegan la palabra, nos hostigan laboralmente, nos despiden, nos trasladan de lugar de trabajo sin aviso previo y nos mandan hacinados a una sala aún sin habilitar para cumplir nuestras funciones. Todo esto, en vísperas de votar la huelga. Actitudes que identificamos como propias del peor empresariado nacional.
Lo que estamos pidiendo simplemente es que se respeten nuestros derechos como trabajadores, considerando además que aportamos con años de carencias y sacrificios a este que fuera un proyecto compartido de construcción y fortalecimiento de nuestra prensa.
La mayoría de nosotros no cuenta con contrato laboral. Sólo dos integrantes de nuestro sindicato tienen contrato indefinido y les imponen por el salario mínimo. Otros, aceptaron como favor a la empresa, firmar un contrato (ficticio) a honorarios hace un par de años, cuando la empresa corría el riesgo de ser multada por diversas infracciones a las leyes laborales. De esos mismos contratos se vale ahora la empresa para intentar despedir, sin ninguna compensación, a dos de los más antiguos trabajadores de nuestro medio.
Es sabido, y aceptado por nosotros en su momento, que nuestros sueldos son bajos. Quien más gana recibe $280.000, con más de 17 años de experiencia y cumpliendo cargos de responsabilidad, mientras que el editor internacional apenas alcanza un sueldo de $130.000.
Con nuestros sueldos, como es imaginable, sólo se puede vivir al día. No tenemos capacidad de ahorro, y la mayoría de nosotros tiene lagunas previsionales que superan la década.
A comienzos de los noventa aceptamos estas condiciones concientemente, porque estábamos ayudando a construir la prensa de izquierda y difundiendo los problemas sociales y laborales que vivimos los trabajadores, aunque incluso en ese primer período tuvimos contrato de trabajo bajo otra razón social. Pero las condiciones fueron cambiando paulatinamente, hasta que nos vimos obligados a organizarnos como gremio debido a las decisiones unilaterales que emprendió la dirección del medio, que contemplaron el despido de tres de nuestros compañeros, la amenaza de despido contra otros tres y el posterior menoscabo y maltrato hacia quienes continuamos cumpliendo nuestras funciones, llegando al momento actual en que nos encontramos hacinados y aislados en una oficina de la Fundación Gladys Marín, sin teléfono, ni conexión a internet y marginados por el director Francisco Herreros, y la subdirectora, Dolores Cautivo, de la producción del medio.
Hoy martes solicitamos los buenos oficios de la Dirección del Trabajo, intentando una vez más, que sea el diálogo entre la empresa y nosotros, el camino que ponga fin a un conflicto que nunca debió existir y que a nuestro juicio se vio alentado por la soberbia y terquedad de la empresa, propia de los mismos sectores dominantes que marginan y excluyen a los más desprotegidos, aquellos sectores que denunciamos semanalmente desde nuestras páginas ante nuestro pueblo.
Llamamos a nuestros lectores y compañeros a materializar el apoyo que nos han manifestado, difundiendo los comunicados que hemos enviado y aclarando las tergiversaciones que sobre nuestras demandas se han difundido.
A los dueños de la empresa les pedimos un mínimo de consecuencia que impida que sigan haciendo más daño al Semanario El Siglo y a los ideales que dicen representar.
Por el Sindicato de Trabajadores de Editorial Siglo XXI (Semanario El Siglo)
Julio Oliva García, Presidente.
Raúl Blanchet Muñoz, Secretario.
Ana Muga Sáez, Comisión Negociadora.
Jorge Texier Avellaira
Magdalena Muñoz Gutiérrez
Eliana Gómez Sáez
Jorge Zúñiga San Martín
Santiago 25 de septiembre 2007
Acoso laboral contra socios del sindicato en El Siglo
Los trabajadores del semanario El Siglo pertenecientes al sindicato, fueron trasladados el lunes 24 de septiembre una reducida oficina en la Fundación Gladys Marín, donde no realizan actividad productiva alguna debido a que no se les asignan labores y tampoco tienen las condiciones materiales para cumplir su cometido profesional.
Las fotografías muestran el contraste entre lo que eran sus estaciones de trabajo antes del traslado y después de éste.
sábado, 22 de septiembre de 2007
Sombras sobre El Siglo
El balance realizado con suma tardanza, demostró que el periódico no registraba déficit, sino un gran desorden. Sin embargo las dificultades económicas fueron esgrimidas como argumento para justificar el despido de personal. Los trabajadores fuimos advertidos por voces amigas, de que todos seríamos despedidos. Frente a ello organizamos nuestro sindicato, con el propósito de negociar el pago de indemnizaciones medianamente justas o al menos no humillantes. La empresa reaccionó con extrema virulencia y sobervia. Se empeñó en desconocer nuestra organización sidnical e incluso nuestra calidad de trabajadores dependientes y efectuó los reparos legales respectivos ante la Dirección del Trabajo. Allí negó que Julio Oliva, presidente del sindicato, no era trabajador dependiente de la empresa, sino una persona que prestaba servicios a honorarios, en circunstancias que hatrabajado 17 años consecutivos en el semanario.
Otro tanto sucedió con el periodista Cristián Pavez, despedido sin indemnización alguna, al que se le obligó literalmente, a recurrir a los tribunales del Trabajo para obtener lo que establece la ley.
A estas alturas las contradicciones entre lo que se dice y se hace por parte de los dueños del semanario, resultan evidentes. Es inaudito vulnerar derechos esenciales de un grupo de trabajadores, cuando por otra parte se declara defender a los trabajadores en general.
El tema se va tornando cada vez más complejo y de alcances más profundos, por cuanto ciertamente es un problema político. Es y será un problema político actuar en forma injusta bajo cualquier pretexto. Es un problema político cuando se apela al compromiso militante que algunos de los trabajadores de El Siglo tenemos, para no esperar que al menos algunos derechos como trabajadores sean reconocidos y respetados. Es un problema político exigir que por lealtad a una organización, un grupo de trabajadores renuncie a sus derechos como tales. Es un probelma político amenazar con sanciones políticas a trabajadores que aspiran se les indemnice mínimamente al ser despedidos. Es un problema moral adjudicar los resultados de una mala gestión a los trabajadores y no a a los responsables de realizarla.